Una evaluación diferente

viernes, 21 de enero de 2011



Normalmente son los profesores quiénes al finalizar el año o en cada periodo escolar o académico evalúan a los alumnos. Sin embargo, ahora ha sucedido lo contrario con el reciente “sondeo de opinión pública” pues son los alumnos, por así decirlo, quiénes han evaluado a sus profesores. Y, ciertamente, la evaluación por parte de la ciudadanía ha sido amplia y teniendo en cuenta múltiples aspectos de la vida político-social del país.
Es el filósofo griego Aristóteles quien definió al ser humano como “un animal político”. Pero al dar esta definición “no quiso decir que los seres humanos deberían comportarse como animales, guiados solamente por el instinto de lucha, domino y poder”. Más bien la política es un actividad humana fundamental que persigue el interés común de los miembros de una comunidad o, en términos más clásicos, el “bien público”. Si acudimos a esta distinción de la antigüedad clásica es porque nos servirá de guía en una aproximación al contenido del “sondeo de opinión pública”. Allí aparecen reflejados dos estilos o formas de hacer política: la de los políticos que buscan sencillamente imponerse a la sociedad y la de los ciudadanos que pretenden que sirva a “bien común” o “bien público”.
La evaluación que hace la ciudadanía de la vida política nacional va más allá del presente gobierno de Pepe Lobo y la centra en toda la clase política. Por eso, tanto al actual presidente como a los partidos políticos lo que más se les reprocha es el “incumplimiento de las promesas electorales”. La pérdida de confianza en los dos partidos tradicionales es enorme. Y, como elemento nuevo, aparece un porcentaje significativo de la población que se ha desvinculado de filiación política alguna, son casi un 30%. Se ve de la misma manera toda la institucionalidad democrático-institucional del país.
Si preguntáramos cuáles son bienes públicos que deberían haber proporcionado los políticos al resto de la ciudadanía nos indicarían sencillamente los siguientes: una mayor seguridad ciudadana y el control de la violencia, el generar fuentes de empleo, disminuir el alto costo de la vida, la lucha contra la pobreza, combatir a la delincuencia, la corrupción, el crimen organizado y el narcotráfico; independencia de los grupos de poder, respeto a los derechos humanos y, por último, la búsqueda de mecanismos para el diálogo y consenso nacional.
Queda claro entonces que en el fondo hay una lucha entre dos concepciones de la política: aquella que es la habitual de los partidos y gobernantes, la cual se impone autoritariamente al resto de la sociedad y, la que expresa la ciudadanía cuando, al elegir sus gobernantes, quiere una política del “bien público” que responda a las urgencias de la ciudadanía y del país. La política del dominio y del poder será siempre aplazada y condenada por sus negativas consecuencias sociales. Y la política del “bien público” será el mayor desafío a conquistar por parte de todos los ciudadanos y la sociedad. Los “sondeos de opinión pública” se convierten, pues, en poderosas herramientas al servicio de los sin voz y sin poder.

Tomado de Nuestra Palabra Radio Progreso

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