Discurso de Bertha Oliva en la entrega del premio Tulipán

sábado, 11 de diciembre de 2010




El Tulipán de los Derechos Humanos es el premio que concede el gobierno holandés a la defensa de los derechos humanos
Celebro con personal emoción este momento. Agradezco profundamente a quienes lo han hecho posible. Y lo comparto en la distancia con Honduras. Toda esta proximidad de ustedes sea para una nación que vive y canta, a pesar de todo lo que enfrenta.

Estoy feliz de ser la tercera mujer que sube a este estrado por decisión de un país, un reino, un pueblo. Justine Masika, del Congo lo hizo en 2008 y Shadi Sadr, de Irán, en 2009.
 
Como ellas, en este planeta trabajan todos los días personas extraordinarias, con méritos de humanidad, conquistadoras de vidas, custodias de libertad.
 
Personalmente considero un honor aceptar el Tulipan 2010 en el Día Internacional de los Derechos Humanos, de un estado que tiene una política exterior basada en principios y valores.
 
Vengo de un país que aún tiene camino por recorrer en el ámbito de los derechos humanos.
 
El 30 de noviembre recién pasado mi organización, COFADEH, cumplió 29 años de vida plena. En 1981 fueron muchos los hondureños que sufrieron la práctica oprobiosa de la desaparición forzada. Entre ellos, estaba mi compañero Tomás Nativí.
 
Es ahí donde decidimos algunas familias aglutinarnos y darle vida al Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos en Honduras: el COFADEH. 
Cuando iniciamos como organización, no pensamos que íbamos a sobrevivir el tiempo que hemos sobrevivido. Esto para mí es ganancia.
 
Pero mucha más ganancia es la confianza que día a día deposita el pueblo hondureño en nosotras.
 
Nos hemos convertido en consulta obligada de nacionales y extranjeros en materia de derechos humanos.
 
Otra ganancia es mantener viva la esperanza, mantener vivos los sueños. No se puede trabajar sin sueños. No se puede trabajar sin esperanza.
 
Estoy aquí precisamente para comunicarles la esperanza. La realidad adversa no impide nuestras luchas y victorias. Más bien las estimula y fortalece.
Es reconfortable la recuperación de memoria colectiva en temas de derechos humanos, participación social, lucha política y movilización de pensamientos refundacionales.
 
Hoy la ciudadanía hondureña busca una vida más digna, con libertades y esperanzas fundadas.
 
No sabemos cuánto durará este proceso hasta alcanzar un punto de consenso social y político, pero sí sabemos que vienen días nuevos, distintos a los vividos hasta ahora.
 
Contamos a favor con un pueblo más informado, crítico aún de sí mismo, despierto a las novedades del entorno.
 
Reconocemos que no hay futuro para Honduras sin verdad ni justicia. De hecho afirmamos que la verdad es la extraordinaria oportunidad que tenemos para balancear el poder.
 
Tenemos esperanza que la verdad será útil para toda la sociedad hondureña, que en el futuro próximo nos permitirá mirarnos de frente, sin olvidar el pasado.
 
Un Examen Periódico Universal en la Comisión de derechos Humanos en Ginebra y la evaluación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington son pasos importantes.
 
Podemos construir un país nuevo, queriendo ser mejores; mereciendo serlo.
 
No dudamos que en esta determinación del pueblo hondureño contamos otra vez con la voluntad de esta sociedad holandesa. Un pueblo al que Honduras guarda agradecimiento profundo, porque de distintas formas, siempre las mejores, ha estado presente en nuestras luchas por la vigencia y el respeto de los derechos humanos. Siempre.
 
Nunca como ahora necesitamos el acompañamiento de los pueblos civilizados de la Tierra, y de sus gobiernos y liderazgos.
 
Con ese espíritu he venido. Con este pedido me iré mañana.
 
Personalmente deseo que la próxima vez que nos encontremos sea en nuestro Hogar contra el Olvido, el que finalizaremos con el apoyo del Tulipán de los Derechos Humanos 2010. Y que dicho sea, fue iniciado con apoyo de Holanda en 1996.
 
Con este apoyo iniciaremos también un Museo de la Memoria y acondicionaremos talleres de formación e intercambio estudiantil, en el mismo Hogar contra el Olvido.
 
Concluyo con la convicción que podemos ser felices en la Honduras de hoy y de mañana.
 
Cierro mis palabras con una petición, que me acompañen con aplausos a las víctimas de violaciones a los derechos humanos  pasadas y recientes, cuyas familias sienten que este reconocimiento de ustedes a mi persona con en el Tulipán de hoy, reivindica a sus seres queridos.
 
¡Muchas gracias!
 
 
Defensores en linea

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